Consejos psicológicos para la desescalada.

Consejos psicológicos para la desescalada.

Ansiedad, depresión y estrés durante la desescalada

Ansiedad, depresión y estrés en la desescalada

Parece que, poco a poco, la ansiada “nueva normalidad» va llegando o, al menos, se vislumbra en el horizonte. Ya podemos empezar a salir, trabajar y retomar algunas actividades sociales, aunque puede ocurrir que no nos apetezca tanto cómo pensábamos.
Es posible que, durante esta cuarentena, hayamos desarrollados algún episodio de ansiedad, acrecentada por el hecho de no poder atravesar la puerta de casa. Tiene cierto sentido, al fin y al cabo, la ansiedad llega cuando nuestro cerebro se encuentra en estado de alarma, normalmente suele ser una percepción errónea, ¡pero en este caso estamos, realmente, en estado de alarma!
También habrán aparecido momentos en los que nos hayan invadido pensamientos típicos de la depresión; “nunca nada será como antes”, “me voy a quedar sin trabajo” o “jamás vamos a salir de esta” podrían ser algunos de ellos. Sin embargo, es necesario ser capaz de aislarse de estas tendencias catastrofistas que suelen invadirnos con más facilidad cuando nos encontramos en situaciones de tensión como la presente.
Es importante recordar que estos síntomas no tienen por qué desaparecer cuando la situación causante ya no está presente. Es normal que se mantengan durante un tiempo después y, en algunos casos, podrían cronificarse. Ese sería el peor de los escenarios, pero también el más improbable. Aún así, resulta conveniente mantener una actitud proactiva encaminada a la solución del problema.
Los medios de comunicación ya hablan de otro trastorno a la lista de posibles, el estrés postraumático. Sucede cuando la persona ha vivido un evento dramático y le cuesta superarlo. La colección de síntomas que pueden aparecer es amplia: bajo estado de ánimo, irritabilidad, incapacidad para disfrutar, hipervigilancia, tendencia a huir de situaciones que recuerden al suceso traumático, pesadillas, “flashbacks”, etc. Es todavía pronto para saber si este trastorno aparecerá tanto como anuncian.
¿Cuál es la mejor manera de regresar a la “nueva” normalidad? Lamentablemente, la respuesta a esta pregunta no es sencilla, porque cada persona es un mundo lleno de matices, pensamientos y emociones. Así que, si diéramos una respuesta general, estaríamos dejando el rigor a un lado ya que cada individuo tiene su manera óptima. Permítenos, no obstante, dejar algunos consejos muy generales que puede ayudarte. Son unas pequeñas “líneas maestras” que debes adaptar a tu circunstancia.
1- Es importante controlar las expectativas y evitar los pensamientos extremistas. Igual que en la vida no todo es blanco o negro, la situación que estamos viviendo no pasa de la nada al todo. Es un proceso gradual y, por la que parece hasta ahora, lento. Pensar que todo va a volver a la normalidad en un corto periodo de tiempo, es una idea irracional. Si la mantenemos, es posible que acabemos por decepcionarnos. Pero negar esa hipótesis no implica que todo este mal, eso sería otro error. Sería conveniente interpretar la situación de manera objetiva, no estamos en un momento blanco ni negro. Durante un tiempo nos moveremos en el gris y es necesario empezar a aceptarlo.
2- Las relaciones sociales son una parte de nuestra vida que nos causa grandes satisfacciones. De hecho, muchos de los momentos depresivos que hemos vividos han estado íntimamente relacionados con una carencia en este aspecto. Es conveniente empezar a retomarlos en la medida que se pueda. Quizá hayas estado hablando con tus amigos mediante videoconferencia, pues va siendo hora de dar el siguiente paso en este aspecto. ¡Desde este lunes ya podemos juntarnos grupos de hasta diez personas! … bueno, en algunos sitios tendrán que esperar.
3- Volver a retomar los hábitos del sueño si se han perdido. En gran medida, la vuelta a la “nueva normalidad” es como regresar del periodo vacacional. Solo que ha sido algo más de tiempo y no lo hemos disfrutado tanto. Es posible que tus costumbres de sueño se hayan trastocado, debes esforzarte por ir recuperándolas. Quizá debas evitar las siestas que te has estado echando o meterte a la cama a la hora en que lo hacías antes de todo es te lío.
4- Este punto es, en realidad, una ampliación del anterior: es necesario retomar los hábitos preconfinamiento, siempre en la mediada que se pueda. Con todo este tiempo parados, es posible que muchos de ellos se hayan “desactivado” y nos costará volver a retomarlos porque, simplemente, no tendremos ganas. La clave es pensar, durante un tiempo, que no hago las cosas porque me apetece, sino que las hago para que me empiecen a apetecer.
5- Sigue tu ritmo. Si has desarrollado ciertos miedos durante este periodo, no dejes que invadan tu cabeza. Imagina que ha nacido en ti un significativo temor a salir de casa. En ese caso, quedarte allí sería una opción bastante desacertada. Así que establece pequeños objetivos. El primero puede ser dar un paseo por tu calle, el segundo ampliarlo al barrio, el tercero algo más, etc. En otras palabras, no permitas que los pequeños miedos ganen terreno y vete venciéndolos poco a poco.
Esperamos que estos pequeños consejos te ayuden a conseguir una vuelta más óptima.

 

Psicox, tus psicólogos en Bilbao.

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