Depresión, algunos mitos.

Depresión, algunos mitos.

 

Algunos mitos sobre la depresión.

Algunos mitos sobre la depresión.

“La depresión significa estar triste.” Es muy común tener esta idea, pero es un error. Una persona emocionalmente sana puede (y, en ocasiones, debe) estar triste. De hecho, sería extraño que tras, por ejemplo, sufrir una desgracia familiar nos encontrásemos perfectamente. Como si nada hubiera ocurrido. Hay momentos en los que nos toca estar tristes. Debemos aceptarlo y aprender a convivir con esa emoción hasta que cambie.
En realidad, un proceso depresivo empieza cuando no sabemos gestionar esa tristeza y nos lleva a estados emocionales excesivamente negativos: falta de sueño, alteración de los hábitos alimenticios, no sentir satisfacción con nada o pereza son algunos de los síntomas clásicos.
Además, por extraño que parezca, en algunas personas la sintomatología de la depresión no incluye un estado de ánimo negativo. De acuerdo, no es muy común en adultos, pero sí en niños, donde la sintomatología principal suele ser la irritabilidad.
Otro de los mitos sobre la depresión es el que engloba a todos los riesgos de la utilización de fármacos en el tratamiento. Algunos piensan que corren el peligro de convertirse en adictos de las medicinas o que estarán aturdidos durante el día y no podrán llevar a cabo sus tareas habituales.
Ambas ideas son falsas. La correcta administración —dirigida por un psiquiatra— evitará que sucedan estas cosas. Ten en cuenta que hay medicaciones antidepresivas de varios niveles. Así que es fácil encontrar la que más se ajusta a la situación concreta, ya sea leve o profunda.
También hay mitos optimistas sobre este aspecto. No son pocas las personas que apuestan por una rápida mejoría en cuanto empiezan a tomar su “jarabe”.
Esto tampoco es cierto. Primero, porque los antidepresivos no tienen una reacción inmediata, la mejoría empieza a notarse por lo menos al de tres semanas. Y segundo, porque las mediaciones llegan hasta un punto, pero no pueden cambiar nuestros esquemas de pensamiento (que suelen ser los mayores causantes de la depresión). Por eso, se recomienda el tratamiento combinado: psiquiátrico y psicológico.
Antes de finalizar, permítenos abordar otro falso mito. El que dice que el inicio de la depresión siempre ha de estar ligado a un suceso desagradable o traumático. También es incierto. No es necesario estar en pleno proceso de divorcio, enterarse de la muerte de un amigo o no sentirse querido por tus hijos para sumergirte en un proceso depresivo. A veces sí que hay un hito externo que dispara el inicio, pero otras, la depresión puede comenzar sin una causa concreta conocida.Como ves, existen muchas ideas falsas en torno a esta problemática. Por eso, lo mejor es dejarse asesorar por un profesional… ¡y para eso estamos!

 

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