El estrés laboral, un camino que puede llevar a la ansiedad y/o depresión

El estrés laboral, un camino que puede llevar a la ansiedad y/o depresión

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El ámbito laboral, que debería ser motivo de gratificaciones, es uno de los principales focos de estrés en nuestra vida moderna. Las causas estresantes pueden ser varias: la falta de confianza mostradas por tus jefes, el exceso de responsabilidad de las tareas que te asignen, la adaptación a cambios tecnológicos de la empresa, sentirte un extraño en tu propia empresa, la falta de participación en la toma de decisiones, el trato deficiente por parte de los compañeros…

Por desgracia el término estrés y trabajo son dos conceptos que tienden a aparecer relacionados en estos tiempos. Es cierto que la vida sería poco interesante y aburrida sin retos, sin esa sensación de estrés que experimentamos al poner a prueba nuestro rendimiento físico o nuestras aptitudes y habilidades mentales. Digamos que este estrés es «bueno», ya que sentimos que esa energía generada la estamos utilizando de forma adecuada en esa situación. En el estrés «malo», digamos que pasa justo lo contrario: puede que en tu trabajo tengas pocas obligaciones y retos, que se haya vuelto rutinario, aburrido, frustrante, y que por tanto te invada la sensación de no estar aprovechando tu tiempo ni tus capacidades. O al contrario, que las demandas sean excesivas: la sobrecarga de tareas, la presión por cumplir un plazo, obligaciones impuestas por superiores en la escala de mando… En estos casos es posible que hagan su aparición el cansancio, la ansiedad y la  depresión.

El trabajo en sí puede convertirse en fuente de estrés, pero otra parte del mismo proviene de nuestros pensamientos. Hay que tener claro que nuestros pensamientos influyen sobremanera en como nos sentimos: una mirada agria del jefe podemos interpretarla como que está descontento con nuestro trabajo y provocar por tanto, ansiedad, o bien como un signo de que está cansado o tiene problemas de índole personal ajenos a nosotros, por lo tanto, no resultar motivo de temor. Vemos por tanto que un mismo hecho (mirada torva del jefe), puede llevar a dos interpretaciones diferentes («está descontento con nuestro trabajo», «Tiene problemas en casa») y a dos emociones resultantes opuestas: ansiedad o tranquilidad.

El estrés laboral tiene grandes costes en término de salud, rendimiento y productividad, pero a menudo no se tiene en cuenta dicho coste por parte de las instituciones. ¿Qué hacer para no sucumbier ante el estrés? Primero tener en cuenta la importancia de hacer descansos, puedes sacar adelante mucha cantidad de trabajo sin descansar, pero es como conducir un coche sin parar para repostar. Mientras el depósito está lleno de gasolina, seguirá funcionando, pero si no le prestamos atención al coche, tarde o temprano, tendrá una avería importante. Antes de que eso nos pase, descansemos todo lo que podamos, tanto física como mentalmente, llevemos a cabo aquellas actividades que nos hagan disfrutar (amigos, familia, aficiones, deporte…) y no nos dejemos llevar por pensamientos negativos y catastrofistas que surjan del estrés «malo».

                                                        Psicox, tus psicólogos en Bilbao.

 

 

El estrés laboral, un camino que puede llevar a la ansiedad y/o depresión

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