Problemas en la relación de pareja: ¿es cierto o es un mito aquello de que el amor todo lo puede?

El amor y la búsqueda de compañía llevan a los seres humanos a emparejarse. En el perído de noviazgo existe la llamada idealización, todo es bonito, los defectos se obvian. Hay una explicación psicológica para ello: además de la atracción, la tasa de intercambios positivos entre los dos es muy elevada. Los miembros de la pareja solo se ven algunas horas al día e interactúan en un contexto gratificante, sin tener que tomar decisiones importantes. A medida que la relación avanza y aparecen en el horizonte responsabilidades, la no siempre sencilla convivencia diaria, hijos etc…la cosa se complica.

La famosa frase «El amor todo lo puede» no es muy real que digamos. Mantener una relación de pareja exige un trabajo diario por parte de los dos miembros.

Además de la atracción física, sexualidad o la química personal, hay aspectos básicos en una relación de pareja que no siempre se tienen en cuenta:

–Aspectos afectivos: cuando nos emparejamos es sencillamente para estar mejor de lo que estaríamos solos. El amor, el cariño del principio de la relación con el tiempo y la rutina «se dan por hechos» y la pareja olvida que su presencia diaria es uno de los aspectos más importantes para el buen discurrir de la relación.

–Expectativas de cada uno: cada persona tiene unas creencias y esquemas mentales acerca de sí misma, acerca del mundo que le rodea y de la gente. Y por supuesto, acerca de lo que implica vivir en pareja. Pero la mente a veces nos juega malas pasadas y sacamos conclusiones irreales que pueden hacer mella en la relación. Por ejemplo, creencias rígidas e inflexibles como «En pareja nunca se debe discutir » pueden llevar a que en cuanto aparezcan las inevitables primeras desavenencias a que una mera discusión sea vista como algo insuperable, cuando es un acontecimiento completamente normal en la evolución de la relación de pareja.

–La comunicación: solo mediante una buena comunicación puede llegarse a acuerdos o a afrontar de forma adecuada situaciones de desacuerdo o crisis. La comunicación inadecuada (gritos, silencios largos, agresividad verbal) o la falta total de comunicación multiplicarán los malentendidos, la falta de empatía, interpretaciones erróneas de las conductas del otro…Son tan importantes la distancia, los gestos, el contacto visual, el tono de voz etc…es decir, la comunicación no verbal, como la verbal, esto es, lo que se dice.

–La capacidad de negociar, de llegar a acuerdos: sin acuerdos la relación de pareja comienza a fracturarse. Como hemos indicado arriba, es habitual que en una pareja aparezcan desacuerdos, por lo que es importante verlos como normales en el discurrir de una relación y aprender a solucionarlos de manera positiva para que la relación salga adelante. Implica necesariamente poder discutir y llegar a una solución consensuada donde ambos miembros puedadn estar más o menos conformes. También, y eso es lo más difícil, poder aceptar en algunas ocasiones lo que la otra persona dice sin estar de acuerdo con ella.

-El entorno: dice el refrán: «El casado casa quiere». A veces la pareja se ve obligada a convivir con la familia política y pueden surgir roces con miembros de la familia política. Incluso aunque no se conviva con ellos, las relaciones con la familia de la pareja pueden ser fuente de tensión y ansiedad. Establecer límites en este aspecto suele ser fuente de conflictos. Por lo tanto, lo que debería ser fuente de satisfación puede convertirse en fuente de ansiedad y depresión.

No es que el amor se acabe, pero la buena marcha de una relación de pareja implica un trabajo y esfuerzo diario. Si estas áreas comentadas no se cuidan, el amor por sí solo no solucionará esos problemas. A veces es necesario recurrir a un profesional, si la pareja no sabe cómo superar ciertos problemas en las áreas comentadas.